Hay cosas en este mundo que te dan ese empujoncito necesario para actuar.
Yo encontré el mío en el libro Como entrenar la fuerza de
voluntad de María Fernanda López, al leer lo siguiente: “para que podamos
avanzar tendremos que lograr que nuestra motivación logre vencer a nuestros
miedos y para estos es necesario que nos
pongamos a trabajar sobre nuestra parte emocional, sobre todos aquellos miedos
que tenemos que nos paralizan o nos impiden salir, arriesgarnos. […] Tenemos
que llegar a conocerlos para poder enfrentarlos y, para eso, solo tenemos que
creer en nosotros, nada más ni nada menos. Debemos recordar que somos los
reales protagonistas de nuestra vida, que si no decidimos nosotros, otros
tomarán las riendas y nos convertiremos en simples espectadores.”
Fue un instante en el que la cabeza te hace ese click, y
todo se ve con más claridad. Y ahí fue cuando me dije por qué doy tantas
vueltas sobre lo mismo hace tantos años? Por qué no me decido de una vez? Qué es
lo peor que podría pasar? Y lo mejor?
Y con todos esos pensamientos dando vueltas, decidí comenzar
con esto, que es algo que quiero hacer hace mucho pero que por diferentes
motivos, siempre lo iba dejando de lado, siempre con excusas y por tener miedo
al empezar algo nuevo. Hasta hoy. Porque prefiero intentarlo ahora, mejor tarde
que nunca, y no arrepentirme toda la vida por no hacerlo.
A unos diez días de cumplir 28 años (GA-RRO-NA-ZO) y con una
niña de dos años y medio correteando por la casa, creo que tengo muchas cosas
para contar.
Años atrás trabajaba como asistente de diseño para una
empresa, un grupo de trabajo confortable, donde además aprendí a querer y luego
extrañar a mis compañeras de equipo. En ese entonces soñaba más. Creía más en
mí que ahora. Pero qué pasó en el medio? Dónde quedó esa mujer alegre y fuerte
que quería conquistar el mundo?
Mucho diferencia a la Karina actual de la que era en ese
tiempo, y no solo lo digo por la edad y la madurez que uno adquiere con los
años, sino por las cosas externas e internas que cambian a una persona. Yo
formé una familia. Y ahí, cambié. Porque además de ser hija, hermana, mujer y
amiga, me convertí en madre. Que, a pesar de dejar de lado mi propio ser y
desconocerme por completo, es lo mejor que me paso en toda mi vida. Maia (mi
niña) me transformó en mejor persona, ella y solo ella, saca lo mejor de mí.
Pero también, olvidé un poco mi esencia, y es por eso que decido abrir, por
fin, un blog. Para reencontrarme a mí misma. Sin aparentar. Esto es lo que soy.
No tengo un Iphone, ni un reloj Marc Jacobs, ni voy como
invitada especial a los Fashion Weeks. Tampoco conozco Europa y mucho menos
tengo makeup de allá. Pero creo firmemente que tener estilo no es tener cosas
de marcas caras (claro que ayuda), ni lo último de lo último. El estilo, o como
quieran llamarlo, se puede construir sin todas esas cosas. La moda es fugaz,
efímera. Y quiero a comprobarlo. Me acompañan en esta aventura?
Me da mucha ilusión pensar que pueden leer estas líneas y
sentirse identificadas/os.Qué opinan? Por el momento, voy a soñar en grande,
quien sabe, quizás algún día algún camino me lleve a Roma jaja
Saludos y buenas vibras desde el fin del mundo!
Kari.
Pd: tengan paciencia, por lo menos ya enfrente el miedo a la
hoja en blanco. Espero que mis próximos posts mejoren con el correr de los
días, me tengo fe ¿?¿? jaja